Alegoría de la caverna, de Platón.
A partir del descubrimiento de América y la colonización,
nuestro país se ha encontrado en lo que podríamos llamar una “fe impuesta”, ya
que las creencias y los usos y costumbres de los pueblos originarios fueron excluidos para dar
paso a una nueva sociedad global. A pesar de que la secularización en nuestro
país parecía mostrar una tendencia de desprendimiento de la religión en la vida
diaria, los sistemas de creencias han sabido evolucionar y se han mantenido
como una parte muy importante de cada sociedad, y aún más importante, como un
contrapeso para los efectos de dominio y opresión de la globalización.
Con visiones como las de la teología de la liberación (en
este caso del cristianismo) o el ecumenismo, se ha logrado dar paso a sistemas
de creencias incluyentes y que se preocupan por los retos de la globalización.
En León el papel del cristianismo (el sistema casi unánime) ha pasado del
adoctrinamiento a promover valores universales con los que se espera afrontar
la globalización. El gran predominio de la religión católica le ha otorgado una
voz fuerte en la escena pública local. La globalización y los efectos del
capitalismo en nuestra sociedad, representan nuevos retos que tienen que ser
considerados por los sistemas de creencias. Algunos de estos son la
polarización o segregación social, la gran importancia que se le da al dinero y
la violencia provocada por la desigualdad. Los choques culturales en todo el mundo han sido estigmatizados como diferencias religiosas, sin embargo los sistemas de creencias en sí suelen tener más concordancia que discordancia. Solo hace falta darnos cuenta de que todo lo que tenemos en común.
El papel de los sistemas de creencias debe ser de resistencia a la
injusticia, la desigualdad y la violencia, dando el ejemplo al ser incluyentes
y buscando una sana convivencia.